Son las nueve de la mañana. Despiertas de mala leche porque sabes que hubieras podido dormir hasta las once. Como no consigues dormirte otra vez, te pones a pensar sobre las cosas desagradables y si hay solución en la que aun no hayas pensado, a pesar de haberlo hecho ya infinidad de veces. Esta vez piensas sobre los exámenes, de que muchas asignaturas las o apruebas automáticamente y si no, ni de coña, dado que no hay con que estudiar, ni manual ni nada. Te agobias de sobremanera.
Entonces el teléfono hace un ruido. Lo miras y hay un mensaje.
Pone que van a traer los apuntes que nadie tenia, entonces hay posibilidad de conseguirlo. Y llegado a la facultad pisas clase y te cuentan que con un ejercicio que tienes que hacer, no habrá examen...
lunes, mayo 28, 2007
Sorpresa agradable
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