lunes, mayo 14, 2007

La verdad y la mentira

Me declaro culpable.

Lo he hecho y lo confieso.

He mentido.

Durante años cuando alguien a que conocí estaba triste, con miedo ante un problema o desanimado con un fracaso casi con exclusividad opte por mentirles. Les mentí sabiéndolo. Les dije que no era para tanto, que todo iba a salir bien y que seguramente dentro de poco tendrá tanto éxito que eso no ha sido mas que un bache menor que ni se recordara. Confié en mi capacidad de mentirles a la cara sin flaquear. Pero ha sido con buena intención (que forma los quitamiedos del camino al infierno). Cuando lo hice siempre me pregunte si me iban a creer sintiéndose algo mejor durante un momento y desee que lo hicieran.

Pero últimamente lo he dejado de hacer. No ha sido por sentirme culpable de algo malo. Puede que el realismo y la verdad al final me han pillado. Habré reconocido que el "nunca malo" es posible. Se me ha hecho difícil decirles que seguro todo ira a bien cuando se que es probable que no.

Ya no soy capaz de dar consuelo que yo se que no se corresponde con la realidad.

A alguien que piensa que jamás alguien va a encontrar alguien que le quiera no le puedo decir que eso es imposible y que seguro que dentro de nada va a estar bien porque realmente puede pasar.

A alguien que sus padres le hayan condenado a una vida de visitar al psicólogo no le puedo decir que algún día pasara porque se que puede muy bien que nunca llegara este.

Quedan tres otras cosas que se pueden hacer. Se puede decir la verdad objetiva, que les jodera aun mas. Se les puede decir la verdad que no sabemos que decirles.
Y podemos decir nada, pues ninguna de las otras opciones son realmente buenas.

La verdad y el consuelo son enemigos natos.

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