Peticiones

Sabemos que algunas cosas que deseamos no son ni difíciles o muy difíciles que los consigamos o que nos pasen. Sabemos que son completamente imposibles que se cumplan.

Seguimos pidiéndolas a nuestras deidades fueran las que fueran en esperanza de que así funcionará porque total, su materia es lo divino.

Cuando notamos que no sirve para nada, nuestras peticiones se hacen cada vez menos energéticas, las decimos menos altas y en algún momento ya solo las soltamos delante de nosotros de vez en cuando ya ni pensando que alguien las podría escuchar.

Lo seguimos diciendo aunque ya ni lo pedimos, solo emitimos las palabras porque ya tantas veces lo hemos hecho y la costumbre es una fuerza poderosa.