A veces notamos que hay algún sentimiento que se esta empezando a formar dentro de nosotros. Notamos que pequeños impulsos nerviosos se están empezando a formar una sensación.
En un primer momento no sabemos que es. Al tener un tiempo de análisis, empezamos a notar que estas neuronas están empezando a levantar carteles. Carteles que muestran sus reivindicaciones.
Sabemos que su reivindicación en el fondo esta buena, llena de buenas intenciones y con el objetivo de conseguir un futuro mejor para todos.
Antes de que tengan la primera reunión formal, sabemos que la situación es grave. No queremos hacer nada, queremos dejarlos en paz, pero recapitulamos el pasado. El pasado fue horrible, lleno de destrucción, dolor y tristeza para todos y no solo en una ocasión, sino en muchas.
Unas veces mas unas veces menos, pero hemos conseguido extraer la regla que si se reprime, amordaza y calla a estos rebeldes antes que puedan unirse, va mejor. Si se espera demasiado, su movimiento será demasiado fuerte como para disolverlo de buenas maneras.
Por ello, hay que callarlos al principio, meterles en la mazmorra más oscura y olvidarles. Sabemos que no es bonito ni bueno, pero es para su propio bien y para el bien del todo. Pero lo grave es que no conseguimos hacerlo a pesar de tener miedo de lo que puede pasar y que de cierto modo sabemos que va a pasar
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