Son tan frecuentes que ni las vemos. Están por todas partes. Cuando las tenemos, ignoramos su naturaleza por razones diversas.
Suelen saltar a la vista cuando algo no va tan bien y la facilidad con la que se abandona a la gente a su destino y que no cuesta el hecho de no volver a hablar.
Se nota la calidad de amigos que se tiene cuando alguien se convierte en tu mejor amigo y persona de mayor confianza cuando solo lo conoces dos semanas.
Mucha gente tiene este tipo de relaciones y en el fondo dan pena.
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