Son algo que se conoce muy bien, porque a lo largo de todos los conflictos las hay, aunque solo sirven para enterar a los cadáveres que se han quedado en la tierra de nadie. Pueden ser tremendamente variables. Algunas pueden tardar segundos, otras horas y otras años. Pueden ser por causas banales (enterrar a los cadáveres que empiezan a apestar) o por cosas bonitas (es navidad y lo celebramos juntos). También hay las treguas que se imponen al no querer liarla frente a otro en un buen momento para este.
Pero las treguas tienen una tendencia a ser rotas porque una de las partes se ha recuperado más rápido que la otra y lo quiere aprovechar.
Pero una cosa que ha quedado clara es que cuando una parte esta pidiéndola para firmar una paz negociada porque esta al borde de la derrota, no la observa, no se merece otra oportunidad. Lo que tristemente se ha aprendido muy bien a lo largo de los siglos es que no se puede fiar de otra cosa que una derrota incondicional del otro.
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