...están por todas partes. Hay cantidad de ellos que descansan bajo nuestros pies, habiéndose acumulado durante milenios. Pero a veces no nos referimos a los esqueletos. Podemos haber dado "por muerto" a alguien, y pasa muy a menudo. Y no, por muy interesante que sea, no vamos a hablar sobre zombies.
Podemos habernos olvidado de alguien a quien conocemos. Las razones pueden ser diversas. Pueden habar pasado años sin haberlo visto, puede habernos enfadado/hecho creer que no quiere vernos en su vida o un millón de cosas parecidas.
En el caso ultimo, cuanto mas convincente ha quedado el final de relaciones diplomáticas, mas nos sorprende cuando de repente, como un malo en la secuela de una peli, aparece de la nada y pide quedar.
Acudimos con una mezcla de sentimientos, pero ante todo con duda. La duda de para que será. Nos ha dicho que le apetece volver a verse, pero nosotros ya llevamos los escudos subidos y preparado para impacto.
Por que ? Pues ya demasiadas veces escenas como estas han degenerado a velocidades de rayo. Sabemos que todo fue para mal en un primer momento, mientras que nosotros y la persona nos conocemos ya de sobra, nuestros puntos buenos y malos, así que allí no hay sorpresas, las cartas están sobre la mesa.
Y entonces vemos algo que hace tiempo que no vimos en la otra persona y algo que no habíamos visto aun. Parece que aunque haya vuelto porque le ha ido fatal en prácticamente todo, haya mejorado y por muy difícil que sea de creer, es el caso. También intentamos mantener en mente que quizás es lo que queremos creer y seguimos en guardia.
Pero de momento no pasa nada. De momento. Porque no nos apetece enterar que la tregua sea una farsa, nos mantenemos con cautela hasta otro momento hasta que sepamos que es verdad. Pero eso lleva tiempo, tiempo que estamos dispuestos a invertir porque si el cambio es real, merecería con facilidad todo el esfuerzo.
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