viernes, mayo 26, 2006

Ten cuidado si ves ángeles, puede ser que no te hayas dado en la cabeza


Una frase que nuestro gran amigo Nicolas Cage dijo hizo que se me ocurrió una pequeña historieta.

Una vez hubo un niño (muy inocente, pero si habéis leído otra entrada, ya lo sabéis...). Por alguna razón, dejémosla a la especulación, su búsqueda de un bien tremendamente valioso fue gradualmente peor, colina abajo, como se dice. En algún momento se dio cuenta que mas bajo estaría difícil de caer.

Pasaron los años en que se hizo su propio sitio, incluso encontró un hogar, en el Limbo. Nunca se acostumbró a su situación, pero con el tiempo llegó a aceptarla como algo inevitable (y no, no tenia el poder de vuelo para escapar del Agente Smith). Suponía (hay una buena probabilidad de que tenga razón) que hay una cualidad que define a todo ser humano: Quiere a lo que no puede tener.

En un momento en el que peligraba caer mas bajo aun, de repente se dio cuenta que incluso en el infierno, ángeles a veces hacen sus apariencias y te ayudan.


El niño siguió la estela del ángel y le encontró cierto encanto. Durante un tiempo fue maravilloso para el, hasta que se dio cuenta que este ángel en particular tenia rasgos tan humanos. Cantidad de veces le dio momentos al niño momentos de disgusto y casi igual cantidad de veces se propuso a si mismo dejar de seguirle. Justo en el momento que parecía decidido, el ángel le dio un momento maravilloso digno de entrar en alguna que otra película bonita, lo que le hizo cambiar de opinión una y otra vez. Fue esta mezcla de altibajos que le mantuvo indeciso y los meses pasaron volando.

Como siempre, en el momento en el que el asunto parece ir mejor, uno puede ver un sueño descomponerse con aun mas detalle. En un momento de poco ánimo, el ángel le mostró su poco interés hacia él y paso algo curioso. El siempre había pensado que esto marcaría una caída lenta y dolorosa. Pero para su extrema sorpresa, en un primer momento hasta sintió un cierto alivio al ya no sentirse obligado a corresponder a expectativas reales o imaginadas.

Pero esto no es un cuento habitual de hadas. No se acaba en que algo va bien o mal. Se estira y se convierte en una situación permanente, inestable como ya de costumbre. Ni siquiera le sirvió decirle al ángel que se vaya, no sirvió de nada porque la otra parte no le escuchaba.

La mejora era que ya había quedado claro como iba el juego y ya no había expectativas ni esperanzas falsas. Bajo una escasa justificación para si mismo de poder sacar ventajas y "por los viejos tiempos"(no queda bien joder la gente que te ayudó), decidió seguir la relación a nivel mínimo. Ahora casi cada vez que se tropezaba con el ángel, el día empezó a tener una distintiva dirección sur.

Bueno, ahora la pregunta es como la historieta acaba. Pues hombre, vaya putada, no debería haber empezado a contarla porque el final a mi tampoco me lo contaron.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero la gracia es que todas las historias son interminables

Mayor Koenig dijo...

Visto asi, pues si.

Pero claro, quedaría bien si pudieses elegir si es infinito.

Anónimo dijo...

Cuantas veces me habra tocado mi angel particular, cuanto tiempo padeciendo la misma situacion, interminable... Que razon tienes amigo, el hombre quiere lo que no puede conseguir...